Si estuviéramos ahora mismo tomados de la mano por las
calles de otra geografía, viviendo a nuestro paso y transpirando creación, tú
serías el autor y la tinta que me salen de las venas y el corazón. ¿Qué tal que
nuestras vidas hubieran concordado en el punto exacto?
Por cuestiones mínimas, insignificantes, de esas que te
labran el resto de tu vida, las tangentes del plan…pudo ser causa de una coma
de más, una palabra menos, tal vez esa mirada que no se nos dio bien, la parte
que no abrió la ventana del uno y del otro y nos quedamos fríos, estéticos en
nuestro camino correspondiente.
Fue una primera cerveza y un par de próximo extraños lo que dieron
paso al primer encuentro, la primera zanja que nos abría la nueva vía, nuestra
muy propia desviación, luego las letras, el jardín, tu historia, tu vida, la
falta de cerveza, tus viajes, mis pies enraizados, la naturaleza de tu deseo.
Eres tan cruel e
involuntario, eres de esos verdugos por error, de las personas que llegan a
hacerte retumbar tus murallas. Pisas tan duro que duele, no me perdonas que
también quiera volar. Estoy tan llena de refracciones que veo tu barba, tu
sonrisa y ese tatuaje en la muñeca en cada uno de mis otros reflejos.
Fue la discordancia de puntos que nos arriman de rincón a
rincón, sin cruzarnos mayormente ni causarnos alegres interferencias, te quedas
tan dentro que me enojas, aunque no te coincida, aunque yo no haya pasado ni
cerca de tus caminos. Tal vez en otro plano, ya será en otra vida.