domingo, 15 de diciembre de 2013

Tras él

Paseábamos por la mancha con una cerveza, el rocín rodando y las manos secas entrelazándose. Paseábamos por Paris y Londres, fingiendo ser estatuas entre los sonámbulos, caminamos hasta por Tokio sin entender nada, sin rumbo, ni caminos, ningún destino, con cero recuerdos compartidos.


Nos seguimos entre noches de carretera, festivales, tumultos, autobuses, aeropuertos, casas familiares y las de los amigos, el trabajo, las cabinas de radio, fiestas, aulas…él, siempre se las ingeniaba para cambiar frenéticamente de ubicación, sin previo aviso. Yo siempre preparaba mi mochila y me las arreglaba para seguirle y aun así quedarme aquí

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