Tú tienes derecho a volarme por donde quieras, a pasearme
por donde pises una y otra vez, otra vez y otra vez, resolverlo todo con un
guiño o una sonrisa, pegarme en mil pedazos con un abrazo, con tus manos.
Incluso te perdono las excusas de las que hablas, echas para
ingenuas como yo…de esas guionadas que el mundo conoce y memoriza, de las que
ya no tienen significado. Más de una vez podemos alcanzar esas cervezas frías
que nos conocieron, podemos volver a
intercambiar sonidos y si el tiempo lo presta…calor
Hasta es gracioso que te escriba, porque tu ausencia me
acompaña, lo más dispensable es ocupar un espacio, llenar un hueco físico, lo
importante es quedarse, no desbaratarse con el viento o con las ideas,
sobrevivir en el caldo de pensamientos cabezoidales, sin perder tu cara ni tu
mirada, quedarte fijo atrás de las pupilas
No prometo encerrar tu esencia ni respetar íntegramente tus
palabras, tus gestos. Más bien prometo retenerte, jugar con tus caras, tus
manos, nuestros días, los años por venir y tu actual caminar, yo prometo
recordarte a mi manera
Pero si no puedes regresar, ni te vuelvo a tocar…por
cualquier eventualidad, por la más mínima distracción no vuelves, prometo
quedarme a mi manera y existir en tu conciencia o tu inconciencia, escondida en
los rincones de ese trago, detrás del anaquel de la tienda y a la vuelta de la
calle…apacible, a mi manera
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