No me dejes parar entre cuatro paredes y dos pequeños ojitos, ya no me encierres, ni quieras matarme en círculos
Soy feliz sin sus zapatos, ni reloj, sin instrucciones, para tropezar con las piedras
Solo quiero ir zumbando con las luces de la oscura estela, tinta en piel, en papel...recuerdos en mano y algunas botellas rodantes
No soy un regalo ni hay forma alguna de aceptarme, de envolverme en sus deseos para ser descubierta. Soy lo que ves y no me comparto.
Ahora no quiero pertenecerles... -tal vez a él momentáneamente- ya no me encierres, ni me calles, no me confines ni me amarres. ¡Escúchame!
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