miércoles, 13 de noviembre de 2013

Regalos

Te traje un regalo desde el infinito mundo que me come, no es de lujo, ciertamente no es insignificante. Es un collar o un racimo si quieres, de todos los escenarios y lugares comunes en los que últimamente me he puesto a recordarte

Por ejemplo la banca del jardín, donde discutimos por una cerveza y tú seguías en tu locura, –en la parte involuntaria de esta- mientras yo me metía en tu cabeza y trataba de iluminarme tus trasfondos, apenas iba a la mitad de nuestra vida, cuando tú ya te habías parado.

También te regalo mis imágenes de un andador, la impaciencia de buscarte, saludarte y que me abrazarás. Te puedes quedar con las gotitas de mis ojos y la película de cuando simplemente volteaste la cara

Está de más regalarte la cerveza de esa noche sentada junto a un río, extra-oficialmente puedes tener esa conversación con el amigo y la primera de las muchas miradas tristes que tú me diste…esas mejor te las devuelvo


Ya me lees, ahora mismo queriendo y no desintoxicarme de ti…eso que eres que parece una droga ya no te lo regreso, tampoco nuestra necesidad...esas me las quedo yo, las necesito

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