jueves, 3 de octubre de 2013

La ensoñación

Estaba en la ensoñación, ¿O era la realidad?, no importa, el caso es que estábamos ahí, rodeados de mucha noche, mucho viento, mucha nada

Y el viento tenía un color extraño, al menos él me lo decía, mientras yo cambiaba y volteaba para sacar nuevos ojos. Los míos no veían el viento, ¿Veían la realidad?, ¿O era la ensoñación?

Sin más, sin pena, ni compromiso, sin temor o perjuicio destruimos el espacio y color. Tinta y piel, muchos átomos y células, inter-actuando, trabajando, siendo por su lados dos distintos, ¿Derritiéndose? ¿Funcionando? ¿Si nos componen microscópicas partes, como es que no permanecimos siendo uno?

Entre los otros seres que intervinieron, que conocimos a diversos tiempos, en otros planos frenéticos, eso planos de los que siempre somos la misma figura, distinto infinito.

De todo lo anterior y lo que me faltará por decir, él, precisamente él, en mi recuerdo lineal, en mis narices y sin meternos en otros espacios, él cruzó la frontera, ¿O la unió?, entre mi idealización y su locura, ¿Es él? ¿ O acaso no existe?

Le juro nos hemos materializado in-espontáneamente frente a frente, aunque él tal vez sí es hijo de la nada. ¿O eres mi ensoñación?, completamente yo, en ti, ¿En mí?, ¿Eres yo, soy tú?, ¿Yo?, ¿Mi reflejo?

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