sábado, 5 de octubre de 2013

Para una voz que se fue y las que involuntariamente se quedan

Fue un día normal, era un día normal…debía serlo, un día de escuela, de trabajo, de casa, hasta la tarde en el hospital tenía todo lo normal, muchas veces él había caído en las garras del seguro social mexicano, era lo típico, desde pequeña parte de su vida se había visto marcada por camas de hospital, sueros, agujas…para 
Brenda hasta la tarde de hospital le iba normal

Entonces llegaron los tíos, todos a correr apresuradamente por informes, hasta aquella prisa era común, pero….entonces, salió la pierna, la pierna su padre, esa prótesis que lo acompañaba incansablemente desde que había perdido la suya, su ropa, su cosas, su madre gritando, su hermana llorando, los demás y su mirada incomoda, no sabían que decirle, aunque lo hubieran sabido, ella ya la había entendido.

Juan Fernando había dejado su casa para arribar al laboratorio, a diferencia de las otras caras de la historia, la suya se salía por mucho de lo usual, había iniciado el último día de su vida, una mañana triste, la ultima vez se le vio solo en una banca, agachado, diferente, solo, no se supo más de él…hasta el hospital.

El mar se hubiera llenado de tantas lagrimas, no había consuelo, aun no lo hay, al menos ninguno que pueda provenir fuera de ella y gracias a la falta e lastres y al amor que la vida solo le puede tener a un niño, su tristeza por ese día duro muy poco, una hora o tal vez menos…después todo negro, el sueño.

No hubo respuesta en toda la noche,  Brenda descansaba apacible, es probable que sintiera las miradas, que entendiera los murmullos ¡Por favor, no despiertes! Probablemente lloraba con los sonidos y los gemidos, lloraba por dentro, su parte consiente ¡Por favor, no despiertes!

La nueva mañana era un día más, sin él, un día menos para reunirnos con ellos… ¿Cómo estás?  ¿Cómo te sientes? ¿Qué quieres? Y ¿Qué vas a desayunar? De todos los días en los de funeral abundan las preguntas estúpidas. Pequeña, Brenda ¡Por favor, no despiertes! …no hay nada en este mundo para tu consuelo, navega en tus sueños, navega.


Juan, aquí enfermizamente se retoma la cotidianidad, aquí ya eres intangible…lo más difícil es no poder re-crearte para ella, te salvaste del mundo en un día común 

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